Noche de luna llena y volutas en la oscuridad
No podía entender, porqué la sombra que yo proyectaba en la arena
estaba acompañada de otras dos sombras
al caminar por la orilla de la playa.
Era noche de luna llena.
Sí, dos sombras que iban emparejadas a la mía
juntas, alineadas y a mi paso.
Y yo, apenas las mirada de reojo
iban ellas, dialogando y gesticulando alegremente.
Y esto qué es? pensaba, estoy caminado solo
y me acompañan dos sombras
que no se separan de mi.
Pero, yo soy alto y corpulento
y ellas, delgadas y muy alargadas
de soslayo, veo que a ratos me miran
gesticulan y se ríen.
Decido empezar a caminar a paso más rápido
luego trotando y al final
corro como una liebre desesperada y perseguida.
Pero las dos sombras corren más que yo
y pasan presurosas delante de mi
hasta desaparecer entre los peñascos de la orilla.
Sigo corriendo, volteo y ahí se quedan
sentadas cada una en una gran piedra...
como si fueran sus tronos
diciéndome adiós con sus brazos
y fumando unos habanos largos
viendo yo los tizones en las puntas arder, y ellas
soltando volutas de humo por sus bocas.
Ahora yo huyo despavorido
sin rumbo
sin juicio
y también sin mi sombra
que se queda también en las piedras
invitada a degustar un buen habano
y a lanzarle largas volutas a la blanca luna.
Arturo Ezquerro
Cuentos a la medianoche
(Octubre 2021)